DESTINOS TLAXCALA

Huamantla 

Pueblo mágico

En el valle tlaxcalteca sigue en pie la antigua ciudad de guerreros otomíes, testigo de duras batallas. Huamantla protegida por el volcán Malintzin, se muestra devota y fiel a sus tradiciones. En los días de fiesta sus calles se vuelven ríos de colores y escenario de los desafíos entre los toros de lidia y los aficionados. Su sincretismo cultural siempre se siente vivo. Del 31 de julio al 30 de agosto son las fiestas patronales de la Virgen de la Caridad, a quien se celebra con la Feria de Huamantla. Música, bailes, antojitos, peleas de gallos, corridas de toros, carreras de burros, carreras de carcachas, juegos mecánicos y fuegos artificiales forman parte del programa. El 14 de agosto llega "La Noche que Nadie Duerme", en la cual, las familias de artesanos adornan más de siete kilómetros de calles con tapetes de aserrín y alfombras de flores con diversas figuras y colores; a media noche pasa la procesión de la Virgen de la Caridad entre cantos, rezos y cirios. Vale la pena mencionar que en este día especial la Santa Patrona estrena vestido y un manto bordado con hilo de oro hecho con la técnica de canutillo. Al amanecer la Virgen regresa y es recibida con música y las mañanitas. El sábado siguiente se lleva acabo la esperada Huamantlada, fiesta con 60 años de tradición en la que sueltan a los bravos toros de lidia para ser toreados por los aficionados en las principales calles y callejones de la ciudad. 

Tlaxco

Pueblo Mágico

Tlaxco se ubica al norte del estado de Tlaxcala, su nombre proviene de la palabra Tlachco, la cual a su vez se integra con los siguientes vocablos: Tlachtli, que quiere decir juego de pelota y Co, que denota lugar. De esta forma Tlaxco significa "en el lugar del juego de pelota".

Tlaxco está situado en la zona montañosa, ofrece bellísimos paisajes como bosques, quebradas, arroyos y pequeñas cascadas, que resulta un paraíso para quienes son aficionados al campismo. El tren, que con su traqueteo nos transporta a un lugar y a una época diferente, hace su parada en esta ciudad. En sus apacibles calles se distinguen templos y añosas edificaciones, reminiscencias de la arquitectura del Porfiriato, guiños al arte de la platería, al mismo tiempo que la tierra que la rodea nos embarca en un paseo por las haciendas y ganaderías célebres del Estado. A esto hay que añadirle su cercanía a la Sierra de Tlaxco, un aliciente para disfrutar de la naturaleza sin tener que correr largas distancias.

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